¿Cómo
sería si trabajara en un lugar con funciones estrictamente designadas? Imagino
que ya tendría unos 10 kilos de más, estaría abrumada de estrés y seriamente mi
vida giraría en torno a la rutina. Muchas personas que conozco pasan por lo
mismo, están con sobrepeso y sobrellevando su agitada vida, su humor es
irritante y tratan de lidiar con el tráfico y con el sol, con tal de llegar a
las siete de la mañana al trabajo y contar los minutos para que sea la una de
la tarde y poder almorzar la hora de receso restante, para luego entregarse
nuevamente al caótico tránsito.
Convertirse
en una persona rutinaria es jugar con las propias emociones, hay días en donde la carga de estrés será
mayor por la acumulación de compromisos y sentirás que ya no puedes más, pero la
carrera sigue y debes levantarte con nuevas ideas y buscar mejores resultados. Nuevos retos, mayor responsabilidad,
no puedes dejar de tener ingresos, porque aún queda vivir, quizás no tan
cómodamente, pero finalmente vivir.
La
vida consiste en eso, salirse de la rutina brinda miles de satisfacciones.
Luchar para mantener un negocio es toda
una aventura. La innovación y ganas de aprender a realizar cosas nuevas que nunca nos
imaginamos poder hacer, es algo que siempre me mantiene de pie. Los seres humanos somos capas de poder
adaptarnos a todo, tenemos la capacidad de crear cosas. Salir de tu zona de
confort te da la posibilidad de explorar habilidades que nunca antes pensaste
tener, algunos empezarán a burlarse y poner apodos, otros creerán que
enloqueciste, el resto te dejará intentarlo y solamente tú sabrás en ese
momento, que estás en el camino correcto.
Este
espacio tan incierto y a la vez tan prometedor, es hermoso y debe ser
aprovechado, pues cada momento, cada espacio, cada idea y cada caída, te vuelve
luchador, empiezas a crecer personal y profesionalmente. Solo así puedes decir:
Estoy viviendo plenamente feliz.
Antes,
no quería que llegara fin de semana, pues era un tiempo que ocupada para el
descanso y distracciones superficiales Cuando ya empiezas a atesorar metas
claras, tu ritmo de vida cambia, te
faltan horas para aprovechar y tiempo para disfrutar. Ahora, los fines
de semana me apasionan, es en esos días, que aprovecho para que mi imaginación se
expanda hasta el infinito, más alto que el cerro escalera que vigilante nos
recuerda su poder.
Hoy,
solo mantengo la fe en mi potencial y la confianza en mi perseverancia, tengo
más amigos que antes, aprendí a ser más tolerante y empática, como me dijo un
gran amigo: “Nunca te pelees con las personas porque pueden ser tus futuros clientes”
Y así voy teniendo más amigos que enemigos y más metas que ilusiones. Que tus
objetivos no se queden en sueños, hazlos caminar hasta llegar a cumplirlos,
ellos no se moverán solos, hazlos
correr, a paso firme y con visión de futuro, ese futuro que no estará sentado y
con kilos demás, ese futuro ágil y dinámico, que te hará vivir más.
Yo creo en mí… ¿Y tú, crees en ti?
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